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martes, 5 de mayo de 2015

OTRA VISIÓN SOBRE LO AUTÓCTONO Y LO ALÓCTONO...




En esta entrada, como introducción a los siguientes post sobre puesta en marcha del “rewilding” en Europa, voy a intentar dar una visión sobre un tema, crucial, que levanta mucha pasión, no para crear controversia, sino con el fin de poder abordarlo desde otra perspectiva que normalmente no es muy tenida en cuenta, a mi juicio.
Hoy, haciendo acopio de calma, voy a pararme a reflexionar sobre conceptos de gestión puramente humanos referidos a las especies animales o vegetales, como son lo “natural”, “artificial”, “autóctono”, “exótico”, “invasor”, etc.

Empezaré por cómo definimos hoy, de forma muy simple, estos conceptos:

Natural; “adjetivo que se refiere a la Naturaleza”. Artificial; “algo que no es natural, se entiende como producto de la actividad humana”. Autóctona; “especie que es propia de un lugar”. Alóctona o exótica; “aquella que fuera de su área de distribución natural o potencial (pasada o presente) es incorporada o introducida de forma artificial a un ecosistema desde el exterior”.  Introducida; “especie no nativa que se adapta y reproduce en un nuevo territorio”. Invasora; “especie introducida que se ha convertido en plaga generando daños potenciales”

Ya de entrada hay algo que chirría en estas definiciones, acepciones que parecen “inocentes” pero que dan mucho que pensar. ¿No somos los humanos, y por tanto nuestras actividades, parte de la Naturaleza?, ¿qué somos entonces?, ¿antinaturales?, ¿sobrenaturales?...
Autóctona, exótica…¿en base a qué?, ¿lleva cada especie un pasaporte o documento que acredite su adscripción y confinamiento a un determinado territorio?...Según algunos, se puede alegar la presencia temporal, pero ¿qué temporalidad?.
Introducida, invasora…dícese de aquella “no nativa” (hasta ese momento, claro está) que se adapta al nuevo territorio e incluso se llega a convertir en “plaga” que genera daños potenciales…¿Alguien me puede decir qué somos entonces  los seres humanos?, ¿acaso no encajamos a la perfección en esta última definición?, ¿no deberíamos erradicarnos, siendo coherentes con nuestras propias definiciones de manual?...

Como ya traté de explicar en otros artículos, la evolución de la fauna en el mundo ha sido, es y será, un continuo ir y venir de especies en el tiempo condicionado por varios factores como la adaptación al medio, la competitividad, la especialización o el aislamiento.
En épocas pasadas, factores de la naturaleza como modificaciones en el clima, y por consiguiente, en la vegetación, llevaron implícita la extinción, la retirada, la adaptación, la competencia, la evolución o el avance, de miles de especies animales.
Hace ahora unos cien mil años, la nuestra, el ser humano moderno, abandonó el continente africano para “invadir” el resto del planeta, llegando a habitar en el presente incluso el ártico y, aunque de momento sólo en bases científicas, la Antártida, consiguiendo así la mayor adaptación al medio de cualquier especie conocida hasta la fecha.
Un nuevo proceso natural de expansión de especie, como cualquiera de otra época, pero de mayor alcance.
Como hemos ido viendo, muchos animales (en especial la megafauna) se extinguieron debido a nuestra llegada e intromisión en sus ecosistemas, pues no estaban preparadas para soportar la presión de momentos drásticos de cambio climáticos combinados con la enorme incidencia de tal depredador, ni a los cambios que éste produciría con el transcurso de los milenios.

Panthera leo, autóctono de Europa, desde hace más de 700.000 años hasta su extinción a principios de la Era Cristiana.

Por si fuera poco, la mayor “artificialidad”, si es que algo puede denominarse así, la constituyó la aparición de la agricultura y la ganadería como nuevo sistema de producción de alimentos para el ser humano.
Desde entonces un proceso imparable de modificación de los ecosistemas, extinción de especies e impedimentos para el “normal” desarrollo y distribución del resto de la fauna por el mundo con el transcurso del paso de los años, derivó en el absoluto control del Planeta por parte del hombre, que perdura con más fuerza que nunca en nuestro mundo globalizado actual.

¿Podemos acaso llegar a la sinrazón de considerar alóctonas a especies que vivieron en nuestro territorio por espacios temporales que incluso se cuentan por millones de años, teniendo en cuenta que nosotros apenas llevamos en esta tierra unos 35.000?

Sea como sea, las especies no entienden de procesos humanos, sufren o se aprovechan de las oportunidades que la naturaleza les brinda, sin más.
De ahí que las más preparadas, audaces, versátiles, o simplemente las más afortunadas por tener algún significado especial para el humano, se hayan visto favorecidas en los últimos milenios, centurias o décadas, en lo que no es sino un proceso producido por la naturaleza, y ya sea mediante acarreo, escondiéndose en las bodegas de los barcos mercantes, por introducción con fines cinegéticos, o escapando de los humanos que las tienen como mascotas por alguna utilidad, ornamental, de compañía o para algún otro fin como la caza de roedores, han terminado por colonizar nuevos espacios, siguiendo su particular proceso de dispersión a nivel planetario.

Mapache (Procyon lotor), especie alóctona invasora en Europa.

Es la nueva forma que tienen unos pocos animales o vegetales "agraciados" para abrirse paso en la supervivencia que les es negada a la inmensa mayoría de las demás especies que, por el contrario, son arrinconadas cada vez más y empujadas por el hombre hacia una extinción inminente. 
Desde hace algunas décadas, la concienciación del hombre por conservar la biodiversidad planetaria llevó a lo que según la definición de algunos no sería sino un nuevo proceso “artificial” (dado que es algo producido por nuestra especie) y se catalogó o encuadró una serie de categorías mediante las cuales poder medir y acotar aquello que debía considerarse autóctono o no. 
Bien, en principio no hay mucho que objetar. Se trata de una serie de términos impuestos por el ser humano para ayudar a detener la alteración de los ecosistemas de las bioregiones que ya había “machacado” con anterioridad, pero…¿son estos criterios tan adecuados o exactos como se pretende hacer ver?.
Resulta muy fácil decirle a los países del Tercer Mundo, en especial África y Asia, donde la acción del hombre no fue tan devastadora hasta hace bien poco, que deben convivir con leones, tigres, leopardos, elefantes o rinocerontes…como nosotros no los tenemos ya, que carguen ellos con esos problemas.
Así, nos hemos inventado arbitrariamente que el marco temporal para considerar autóctona o nativa a una especie comienza hace diez mil años, cuando nos interesa, sin valorar que el ser humano había extinguido a otros componentes con anterioridad, o impedido el retorno de la fauna que hasta entonces siempre fue propia de Europa.
En el caso de América, se toma como referencia la llegada de los europeos al continente, sin detenerse a pensar que algunos milenios atrás, el ser humano que habitaba esas tierras contribuyó de manera notoria a la extinción de una fauna muy similar a la que hoy podemos encontrar en África o en  Asia.

Gineta (Genetta genetta).
Más allá de esto, aceptamos a ciertos animales como el gamo, la gineta, el meloncillo, el camaleón, las ratas o los ratones, como componentes de pleno derecho de la  fauna ibérica autóctona, aun cuando fueron traídos por romanos, árabes y otros, incluso al muflón de Córcega, introducido en España hace tan sólo sesenta años, y vemos una barbaridad hablar de bisontes, uros, caballos, leopardos, leones, hipopótamos, hienas y otros muchos, que formaron parte de nuestra naturaleza durante milenios, pero que hoy parece que ya no convienen…



Es más, utilizamos el tiempo a nuestro gusto y favor, y de esta forma, hasta con componentes incómodos de la fauna actual, llegamos a la suprema estupidez de encontrar exótica la presencia del oso en Andalucía o Extremadura, de la misma forma que dentro de doscientos años lo parecerá allí el lobo, o el mismo oso en los Pirineos, por ejemplo, puesto que habremos dejado que se extingan mucho tiempo atrás.
De forma constante quedamos perplejos al escuchar a aquellos que se empeñan (inútilmente, ante quien tenga una mínima visión de conjunto) en justificar que el lobo nunca fue propio de Ávila o Cuenca, que allí nunca los ha habido, ni osos en Jaén, por poner algunos de los ejemplos a los que más nos tienen acostumbrados algunos voceros.
Nada más lejos de la realidad, como imagino que ya sabrán. Su "nunca" apenas remonta a cincuenta, cien o trescientos años, según qué casos...

El verdadero desarrollo natural, hasta nuestra aparición, ha sido una constante llegada, asentamiento y evolución de un sinfín de especies nuevas a nuestras tierras, a lo largo ya no de centurias, ni milenios, sino de millones de años, carentes de cualquier aduana o puesto fronterizo presto a solicitar certificados de autoctonía.

¿Me podría explicar alguien cómo diantres podrían retornar hoy en día, de forma “natural”, cualquier especie a nuestro país?, ¿o a cualquier otro?.
¿Qué podemos esperar entonces de lo que debería ser un flujo "normal" de tránsito de especies a nivel mundial?.

Los bisontes estuvieron presentes en España, bajo diversas formas, desde hace casi un millón y medio de años hasta tan solo 10.000 antes de nuestro presente.

Es cierto que muchas de las especies actualmente consideradas invasoras pueden afectar a otras que hasta hoy han sido consideradas autóctonas, y desde luego, es un tema que debe tenerse muy en cuenta, aunque, si quieren mi opinión personal, creo que “luchamos contra molinos de viento”, ya que dada la actual intervención del humano en este mundo globalizado será imposible detener ese flujo catalogado como "artificial", de intercambios faunísticos y vegetales, y en un futuro tendremos que lidiar cada vez más con él, cayendo en la cuenta de que sobrevivirán las especies mejor preparadas para hacerlo en las nuevas condiciones.
Siempre hubo especies autóctonas que dejaron de serlo cuando llegaron las alóctonas que a su vez pasaron a ser autóctonas, y que tiempo después dejaron de serlo ante la llegada de nuevas alóctonas... 

Más que probable es del todo seguro que, de haber estado presente la fauna potencial autóctona, bien distribuida en todas sus categorías y en la mayoría de espacios, pocas de las actuales especies consideradas como invasoras habrían triunfado, pues habrían sido controladas o no habrían encontrado nicho en la mayoría de ocasiones. 
No es el caso, evidentemente, puesto que la complejidad faunística europea está tan alterada y esquilmada en la actualidad, que cualquier espécimen alóctono encuentra el terreno "abonado" para su desmedida propagación.

No crean ni por un momento que estoy de acuerdo con la suelta indiscriminada, porque sí, de animales en el medio, ni muchísimo menos, nada más lejos de la realidad.
Defiendo la idea de preservar la biodiversidad, y apoyo la protección de nuestra fauna ibérica como el que más, atendiendo a la legislación, pero, ¡ojo!…me gustaría que esta concepción se ampliara a una visión más extensa de la fauna ibérica o europea, en condiciones de plenitud, pasada y presente (para que pueda llegar a ser futura), y en este abanico incluyo aquellas que hoy, por capricho humano, son consideradas “exóticas”, por no permanecer en nuestra corta memoria humana.
En post anteriores hemos visto todo un muestrario de las especies “autóctonas” que han poblado  el continente europeo, en una u otra época, y en términos generales, hemos sido testigos de cuáles fueron aquellas que, en tiempos muy similares a los actuales, se distribuían a lo largo y ancho del continente.
También hemos visto cómo buena parte de ellas desaparecieron a nuestra llegada, por “causalidad”, más que “casualidad”, rompiendo una línea “normal”, entendida como norma natural, que, con componentes muy similares, tanto que a veces cuesta incluso separarlos como especie, prolongaron su existencia determinando la funcionalidad del Medio Ambiente europeo…

Los caballos salvajes, presentes en España desde hace un millón de años, hasta hace tan solo 2.000, resistieron en otras partes de Europa hasta el siglo XIX.

En esto, precisamente, va a consistir el rewilding, en poner de nuestra parte para revertir una situación extrema de pérdida, generando la riqueza faunística pasada, devolviendo a los ecosistemas buena parte de sus componentes aniquilados o impedidos de retorno, centrándonos sobre todo en los grandes mamíferos, que generan las condiciones de espacio potencial, así como protección a gran escala a un sinfín de especies menores, como siempre sucedió en el tiempo, hasta nuestra llegada.

Para ello hay que derribar concepciones férreas que imposibilitan la funcionalidad potencial, algo que aún hoy escandaliza, seguro, a un amplio sector conservacionista (y por qué no decirlo, también muy conservador en otra acepción del término).

No sirven, pues, las barreras de "documentos nacionales de autoctonía estricta", puesto que muchos de los componentes desaparecieron, como tales, hace milenios.
Sabemos, sin embargo, cuáles fueron, y que función o nicho ocuparon en el entorno, en los ecosistemas, y tenemos, por otro lado, a algunos que sí existen todavía, muchos otros que son especies equivalentes, tanto que en algunos casos no pasan de meras subespecies, y otros que quedan algo más alejados, pero que cumplirían la misma función, y hasta se catalogan dentro del mismo género, que como hemos visto, siempre ha ido variando de especie con el transcurso de los milenios, siendo del todo posible que muchos de esos representantes que ahora podemos tomar en consideración hubieran llegado de forma “normal” hasta nuestro territorio, como lo hicieron sus antepasados, de no haber mediado nuestro impacto sobre el planeta.
Como digo, ésta será una cuestión clave que determinará en buena medida el éxito o el fracaso de propuestas rewilding, tanto a escala europea como mundial.

Iremos viendo más sobre estas cuestiones, detenidamente, en próximos capítulos.








Crédito de imágenes:

Todas las imágenes de esta entrada son archivos libres de derechos de Wikimedia Commons.

2 comentarios:

  1. El asturcon vivio de forma salvaje en la sierra del Sueve, Asturias España hasta mediados del XX, actualmente viven en un estado de semilibertad para favorecer su conservacion. Revisa los datos.

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  2. Hola Daniel, bienvenido y muchas gracias por participar.

    Sí, al igual que otras razas del norte, como pottokas, galegos o losinos, o como los mismos caballos de las retuertas de las marismas de Doñana, los asturcones han mantenido buena parte de ese caracter salvaje al permanecer los rebaños en semilibertad de forma tradicional, si bien de una u otra forma estos "cimarrones" siempre han sido considerados como ganadería que en la inmensa mayoría de los casos, pertenecían a propietarios.
    De hecho, si algunos dejan de serlo por carecer de dueño, deben ser capturados.
    Hoy en día, como dices, siguen manteniéndose los rebaños en forma de semilibertad, pero no salvajes. Todos tienen dueño, y además se exige un protocolo como el sometimiento a control de estado sanitario, chip identificativo, incluso a parámetros de conservación de pureza de la línea genética, como es el caso de los asturcones del Sueve y ACAS.
    Así que salvajes, lo que podemos entender como plenamente silvestres sin condicionantes ni controles humanos, para moverse por la península a su aire, como otras especies salvajes, los caballos (si no consideramos como caballino al zebro), desaparecieron en España hace unos dos mil años.
    No obstante, estas razas ya domésticas, tradicionales, en estado de semilibertad, han mantenido un papel muy importante en el medio de sus respectivas zonas, claro que sí, e imagino que mucho más en un pasado en el que probablemente en muchos casos el control no fue tan exahustivo, y sí puderon quedar ejemplares más asilvestrados y poco controlados.

    Saludos.

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